UN POCO DE HISTORIA
El yodo es un elemento químico perteneciente a los halógenos (grupo 17). Tiene como símbolo I, con masa atómica 126.9 y número atómico 53. Es un componente de la "ceniza nuclear" que formó nuestro universo. De hecho, se deriva de un proceso de nucleosíntesis que ocurrió hace más de 10 mil millones de años en una supernova estelar que explotó y dispersó su polvo dando lugar a la formación de nuestro planeta Tierra hace unos 5 mil millones de años.
El yodo es esencial en la dieta de todos los animales vivos, por lo que se le considera un oligoelemento. El yodo es escaso en la superficie de la tierra, porque, durante cientos de millones de años, ha sido arrastrado por la lluvia y las glaciaciones, y transportado desde la corteza terrestre hasta el mar, que se enriquece con yodo en forma de yoduro (I-). El agua de mar tiene aproximadamente 60 microgramos por litro, mientras que las aguas dulces terrestres (estuarios, ríos, lagos) contienen cantidades de 10 a 200 veces menores.
Las algas marinas pardas, actúan como un acumulador biológico de yodo, contienen 30,000 veces más yodo que cualquier otro ser vivo. Se ha sugerido que el yodo desempeñó un papel importante en la protección de componentes celulares como los lípidos de las membranas celulares. Se considera al yodo como el primer antioxidante natural usado por los organismos vivos para contrarrestar los efectos nocivos del oxígeno, y es una de las razones por las que este elemento es esencial en el desarrollo animal y en la evolución del cerebro humano.
El yodo fue descrito por primera vez por Courtois en 1811 después de que las cenizas de algas tratadas con ácido sulfúrico produjeran un vapor púrpura que se condensó en cristales color morado obscuro. Su nombre proviene del griego iodes que significa violeta. En 1820, el Dr. Jean-Francois Coindet fue el primer médico en utilizar el recién descubierto elemento, en forma de una solución de yodo y yoduro de potasio en alcohol (tintura de yodo), para tratar el crecimiento anormal de la glándula tiroides conocido como bocio. Posteriormente este mismo personaje observa que esta combinación de yodos en agua (solución de Lugol) es un excelente antiséptico y desinfectante.
Cien años después, en 1927 Sir Charles Harrington describió que la principal hormona tiroidea; la tiroxina, contenía yodo y que era esencial para el desarrollo normal de los mamíferos. Por esta razón, la mayoría de las investigaciones sobre el estado del yodo en humanos y animales se han centrado en su papel como parte de estas hormonas. Sin embargo, en los últimos años numerosas investigaciones han reencontrado su función antioxidante ancestral en todas las células que lo captan, desde algas primitivas hasta los vertebrados más recientes. De hecho, en su forma molecular se une a especies reactivas de oxígeno inhibiendo su acción oxidante y protegiendo a los componentes celulares de la oxidación.